Poemas irlandeses

Poemas irlandeses es un libro minimalista que hunde sus raíces en Yeats, Beckett, Heaney y Eliot. Su voz canta la pérdida; al mismo tiempo, es el espejo de otras tormentas. El libro narra una historia que se erige a partir de gestos, eslabones de una conversación solitaria que deviene en un adiós oscuro y misterioso que tal vez es al amor, a la escritura, a la vida o a un jueves triste. En él se percibe una atmósfera sobre el desamparo, pero un desamparo sobrio, reflexivo, no como el poeta que grita y alardea su desventura, sino como el que observa venir la caída, cuestiona sus circunstancias, participa en sus detalles, se deja ir hacia ella, fatal y sabio a la vez. Las escenas se asemejan a un caminante en el Dublín frío, con sobretodo, de paso lento bajo la lluvia. Lo irlandés siempre será una excelente apuesta, porque Irlanda es un territorio roto, frío, dividido y a la vez tomado, como esos versos ajenos; como el abismo cartesiano: mente y cuerpo sin comunicación o, dicho de otro modo, se va por el camino de la disgregación, frente a la complejidad de la vida, de los afectos, de la nada, del olvido.