Las pausas concretas

Las pausas concretas es una historia de amor narrada a muchas voces, pero también testimonio de la represión gubernamental en uno de los estados mexicanos más aguerridos, que vio nacer a la guerrilla de Lucio Cabañas y a otros movimientos insurgentes.
En la novela, Acapulco es mostrado en claves no turísticas. El autor no se interesa por crear una postal sobre el puerto que dio fama al turismo en el mundo; sino por el Acapulco integrado en una geografía y una historia barroca y dolorosa. Si se mira bien, la postal sobre el puerto es apenas atisbada como algo lejano para el mundo del relato, porque allá, afuera, en los hoteles y en las discotecas, se desarrolla otra forma de vida, muy distante de la realidad que enfrentan los personajes.
María Soledad Terrones hizo un viaje desde la Costa Grande de Guerrero hasta el mítico Acapulco de su nacimiento, el Acapulco donde su padre sufrió la persecución, un Acapulco desconocido y misterioso y, en suma, un Acapulco destinado a la aventura más grande de su existencia.