
Carlos López
Francisco Zapata, una entrega a la literatura
Francisco Zapata es un poeta que escribe sin concesiones, con conocimiento, sensibilidad y espíritu crítico. Su poesía franca se inserta, por su calidad, entre la mejor poesía que se hace hoy en México. Aunque suene trillado afirmar lo anterior, éste no es el caso de Zapata, pues los luminosos libros que ha publicado hasta la fecha (Pararrayos cobarde, Poemas mortales y Calle y templo pocos, pero suficientes por lo que transmiten) dan cuenta de ello. Ésta es la razón, tal vez, por la que el nombre del poeta no aparece en ninguna antolog ía oficial o por encargo, en ningún diccionario de escritores mexicanos y no goce de becas ni subvenciones para ejercer, con pasión, su arte . Porque ya sabemos que el arte está en otra parte, tampoco es frecuente ver sus poemas en revistas ni suplementos culturales comerciales o de gran tiraje. Es triste reconocer que el ninguneo se expande como flor del mal en mafias y supuestos académicos impulsores de cánones, gustos, mercados, de lo poéticamente correcto.
Zapata, además de ser un hombre entregado de manera responsable a su poesía, se dedica a propagar los cantos ajenos en su revista Deriva que lleva la increíble cantidad de 20 números. La revista, como su nombre lo indica, está a la deriva, pues en un país de no lectores la sobrevivencia de revistas con contenidos de calidad adquieren connotaciones casi heroicas. Por supuesto, nunca ha tenido la beca Edmundo Valadés para revistas dependientes de la dádiva oficial, que todos se pelean por tener. El hombre trabaja y se gana el pan de manera honrada y vive de manera coherente, como se espera de un poeta de verdad.
Sombrero de paja es un libro con distintos tonos (por fortuna, alejados de sonsonetes y modas quejumbrosas o con pretensiones) y alientos poéticos, pues contiene desde poemas de una sola línea llena de letras como hormigas (con los que me identifico más por la deuda que tengo con las formas breves) hasta estructuras más largas. De esta manera, el ritmo del libro, el viaje que propone, que es una búsqueda en pos del fuego, de la palabra ardiente, se redondea con la música de cada poema.
Los dados que el poeta lanza, de manera literal, en las hojas de su libro, la cábala, el juego, la búsqueda de la iluminación, la filosofía, el canto ontológico son las preocupaciones del autor. La poética en rebeldía de Zapata no se queda en el conformismo de la desesperanza, lanza dardos a un blanco imaginario, pero real: el sistema y su gradual descomposición, a la condición humana y su despeñadero consciente. El arte es revolucionario, por eso es la salvación. Éste es un ideal que no es zapatista, pero que podría firmar Zapata (Francisco).
Sombrero de paja no sólo por su estructura formal sino por los momentos cimeros en los que el poeta afina su lira es un libro en el que, además, se experimenta con los viejos, inmortales, enigmas. En la p. 45 aparece el poema 7 de «Nueve actos para un despertar nocturno»: «Servicio a su Reina/ deber de su despertar,/ seis y uno siete,/ cuatro y tres siete/ cinco y dos siete/ y el dado volcánico/ un triángulo sin temor». Y el poema que da título al poemario, «Sombrero de paja», «lanza el dado en la divinidad».
El poemario termina con una hermosa palabra (casi caída en desuso) y un haz luminoso, fuerte, prende los 33 cabalísticos universos del poeta: libertad.